Las estrías son uno de los principales problemas estéticos que más suelen afectar a las mujeres, e incluso a los hombres. De manera externa, son pequeñas líneas fáciles de reconocer que aparecen en varias zonas del cuerpo que generan una apariencia antiestética de la piel.
Técnicamente, las estrías son marcas atróficas de forma lineal o de granja que aparecen en la piel, principalmente en los muslos, las caderas, los gluteos, las mamas, el abdomen o los costados, cuando hay un estiramiento rápido de este órgano: un embarazo o variaciones bruscas de peso.
Estas marcas están producidas por la rotura de las fibras de colágeno y de elastina en el tejido epidérmico. Los factores que aceleran la aparición de las estrías son muy variados: alteraciones hormonales, la ingesta continuada de determinados medicamentos, procesos de genodermatosis…
Durante la aparición de las estrías se diferencian dos fases: una primera fase inflamatoria que da lugar a marcas de color blanco, las estrías rojas; y una segunda fase cicatrizal donde las marcas atróficas toman color nacarado, las denominadas estrías blancas. Las estrías blancas, en algunas personas, pueden hiperpigmentarse.
Estrias rojas y estrías blancas, las principales diferencias
Las estrías rojas no son más que las estrías jóvenes, las que aparecen por primera ve en la piel. Tienen un color rojizo similar a una cicatriz reciente y se forman porque todavía existe circulación sanguínea bajo ellas. Son las más fáciles de eliminar.
Las estrías blancas son las que en un inicio fueron rojas. Con el tiempo, la circulación va “abandonando” esa zona del organismo, va “cicatrizando”, de modo que las estrías toman un color blanco que implica un mayor esfuerzo para eliminarlas.
¿Cómo poner freno a las estrías?
Existen muchas soluciones para disminuir los efectos antiestéticos de las estrías. La mejor recomendación es ponerse en manos de profesionales que analicen el estado de la piel e indiquen los mejores tratamientos.
Una técnica interesante es la conocida como microdermoabrasión. Con ella lo que se consigue es disminuir la flacidez de la piel. Este tratamiento exfolia la piel y ayuda a renovar las células del tejido epidérmico, disminuyendo las células muertas de la superficie. Se muestra muy eficaz ante el exceso de arrugas, el melasma o las estrías.
Una segunda alternativa son los geles regeneradores, tanto caseros como los que se adquieren en centros de estética, farmacias y parafarmacias, Estas soluciones contienen microcápsulas naturales que pueden ayudar a través de las capas de la piel mientras la hidratan y aportan una apariencia más firme.
La clave radica en hidratar la piel, de ahí que acudir a productos como el aloe vera sea siempre una buena opción. En el portal onsalus.com muestran cómo iniciar un tratamiento a partir de esta planta que resulte eficaz para reducir la apariencia antiestética de las estrías.
El tercer método que gana fuerza en los últimos años es la presoterapia, una técnica médica indicada para lograr un mejor drenaje linfático. Con él mejoran visiblemente las estrías blancas y ayuda a disminuir otras alteraciones como la celulitis, las acumulaciones de grasa o el síndrome de piernas cansadas.
La presoterapia, como el resto de técnicas mencionadas, son inocuas, no dolorosas y muy eficaces, además de muy económicas.
Finalmente, existe una última alternativa regeneradora para combatir las estrías, las técnicas mesoterápicas. Se trata de pequelas inyecciones de ácido hialurónico, compuestos vitamínicos y otros nutrientes que contribuyen a reducir la flacidez del tejido epidérmico.
Mejor que eliminar las estrías, evitar su aparición
En aspectos relacionados con la salud y la estética se cumple siempre esa máxima de “mejor prevenir que curar”. Las estrías aparecen habitualmente por cambios bruscos de peso, de modo que si se evitan esos procesos, se combate la aparición de estrías.
Por esta razón, entre otras, es tan necesario controlar la ganancia de peso durante el embarazo. Además, es imprescindible mantener el organismo lo más hidratado posible.
Cuando la piel está deshidratada es más propensa a la aparición de las marcas atróficas, sobre todo al perder el colágeno o la elastina, proteínas que aportan elasticidad a la piel.
Algunas cremas antiestrías pueden ayudar a mantener la piel hidratada, pero esto ha de combinarse con una dieta adecuada, con ingesta de suficiente agua y alimentos ricos en este elemento, como verduras y frutas.